Teniendo en cuenta que actualmente la Argentina es sede de múltiples conflictos, discusiones, injusticias; malentendidos, puntos de vista opuestos, mentes enfermas; cruza y choca a personas con corazones inmensos, y otras que carecen de él, unas con poder, otras sin; personas que quieren vivir, otras que no las dejan, gente que quiere crecer, y otras se lo impiden; fenómenos que tienen poder y quieren más, humanos que sólo quieren comer y vivir en familia, y eso es todo, esa es su gloria.
La Argentina puede vestirse de gala y ser un salón de fiestas, y en este caso, las multitudes se juntan para festejar, en otras circunstancias, nuestro país se viste de luto y es un campo de batallas. Sea para reír, para crecer, para luchar o reclamar, solemos agruparnos para que nuestras casi desapercibidas voces individuales, puedan transformarse en gritos escuchados por todo el país, aunque a veces, el destinatario juega su rol de oídos sordos, ignorando.
Más allá de los fracasos o los triunfos, a pesar de haber sido escuchados o no, los movimientos sociales siempre son y nadie puede prohibirlos. Podemos contar con otros actos de censura como obstáculos laborales, pero la puerta para salir a la calle y HACER ALGO siempre está abierta.
Hoy, podemos salir a la calle y hacernos escuchar. Hoy, hacemos algo, esperando otra a cambio, a pesar de ganar NADA.
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