domingo, 8 de mayo de 2011

El Santuario, sus memorias.

A media cuadra de lo que fue la tragedia cuelgan cientos de zapatillas, fotos, velas, cartas y ropa.
Constantemente se acercan personas a recordar, rezar o pensar. Se formó este pequeño lugar, invadido de frases y pedidos.





Se lo considera un depósito de esperanza, donde recordando a cada uno de los 194 muertos, nadie se olvide de exigir justicia.
Es un movimiento social que además de buscar que paguen los culpables, no vuelva a ocurrir semejante atrocidad, y que todos tengamos presente lo ocurrido y no pase a ser un accidente del pasado.
Hoy, mañana o pasado puede volver a ocurrir una catástrofe similar si no tomamos conciencia.
"El santuario es parte de la memoria". Un cartel enorme pide que el santuario no se saque, y otro asume la colaboración por parte de todos los familiares y amigos de la mantención de plantas y limpieza.










En vez de escuchar a 194 almas cantando, cualquier persona que se pare ahí va a ser aturdida por un silencio insoportable. Un silencio que puede enseñar más que cientos de discursos con promesas y certezas no tan ciertas.

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